miércoles, 8 de abril de 2009

DEFENDER TU VIDA NO ES UN DELITO

Muchas veces no es necesario el conocer personalmente a alguien para sentirse identificado con él. Ni siquiera es necesario compartir inquietudes, afinidades musicales, interés por la lectura… Para verte reflejado en la piel de otra persona. Y a muchos les puede parecer paradójico, pero en modo alguno lo es.

Eso es lo que ocurre con el caso de Josué. Josué es uno de tantos españoles que, en un momento concreto, se vio sacudido por una violencia irracional; Josué se vio afectado por la delincuencia que tan felizmente campa a sus anchas por las calles de España; Josue vivió una situación que podía haber le pasado a cualquiera, pero que, cuestiones del destino, sólo le tocó vivirla a él en esa triste jornada dominical.

Josué no había elegido esa mañana salir a linchar a nadie; Josué no se dirigía a golpear al primero que fuese y que portase una estética, un signo o cualquier otra característica que no le gustara a la turba de cobardes, entre los que se encontraba Carlos Javier Palomino, que esa mañana se adentro en el metro con ganas de sangre. No, Josué marchaba tranquilamente en un vagón del metro, solo, sin ningún otro amigo o conocido, cuando se vio asaltado por una turba de cobardes. ¿El motivo? Un chandal con una bandera española, una sudadera de una marca de ropa “supuestamente” política (según el criterio de esa turba de cobardes, claro está)… Y nada más.

Esa fue la razón por la que hoy Josué se encuentra en prisión. Por defender su vida. Él, Josué, no provocó ningún ataque, no se encontraba en el grupo de más de 20 personas que atacó a una persona. Josué era esa persona, la que se encontraba sola e indefensa. Carlos Javier Palomino era el que se encontraba en el grupo de más de 20 personas. Josué no insultó a nadie, no incitó a nadie a atacarlo. No hizo nada más que defender su vida. Sólo eso, que no es poco.

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